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Israel desata una tormenta global con su ataque a Irán

Más de 300 bombardeos israelíes contra Irán causan decenas de muertes, incluyendo altos mandos, y provocan una inminente represalia con respaldo internacional

Tel Aviv / Teherán — 13 de junio de 2025.
En lo que ya se perfila como una de las más graves crisis geopolíticas del siglo XXI, Israel lanzó una ofensiva aérea sin precedentes contra territorio iraní durante la madrugada de este viernes. Más de 200 aviones de combate de la Fuerza Aérea israelí ejecutaron una operación coordinada en la que dispararon más de 300 proyectiles sobre cerca de 100 objetivos estratégicos en Irán, incluyendo instalaciones nucleares, centros militares y ciudades civiles.

El ataque dejó un saldo devastador: al menos 20 altos comandantes del Ejército iraní fueron abatidos, entre ellos figuras de gran peso político y militar como Mohammad Bagheri, jefe del Estado Mayor iraní; Hossein Salami, comandante de la Guardia Revolucionaria Islámica; y Gholam Ali Rashid, líder del comando central Khatam al Anbia. También se reportó la muerte de dos prominentes académicos en el campo nuclear, y decenas de civiles resultaron heridos en al menos 12 provincias, según reportes de la Media Luna Roja Iraní.

El Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia condenó tajantemente la agresión, calificándola como “una violación flagrante de la Carta de las Naciones Unidas” y advirtiendo que el bombardeo socava gravemente los esfuerzos diplomáticos en torno al programa nuclear iraní. La Cancillería rusa subrayó que el ataque fue lanzado durante una sesión de la Junta de Gobernadores del OIEA y justo antes de nuevas rondas de negociaciones indirectas entre Irán y Estados Unidos.

Una línea roja que no debía cruzarse

La reacción de Teherán no se hizo esperar. El líder supremo, ayatolá Alí Jameneí, aseguró que Israel “recibirá un duro castigo”, mientras que el presidente Masoud Pezeshkian advirtió de una respuesta “legítima y poderosa”. “Haremos que el enemigo se arrepienta”, declaró. Por su parte, el Estado Mayor de las Fuerzas Armadas iraníes afirmó que “no hay límites para responder a este crimen”.

Horas después del bombardeo, Irán lanzó más de 100 drones hacia territorio israelí, según confirmó el portavoz militar del Estado hebreo, general de brigada Effie Defrin. La escalada no se detiene ahí: Irán solicitó una reunión urgente del Consejo de Seguridad de la ONU, al tiempo que sus aliados geoestratégicos —Rusia, China, Corea del Norte y otros— condenaron la agresión y manifestaron su disposición a respaldar a Teherán.

Estados Unidos: el espectador omnipresente

Pese a no haber participado directamente, Washington estuvo al tanto de la operación. El presidente Donald Trump declaró que Estados Unidos “defenderá a su país e Israel si Irán responde con violencia” y lanzó una amenaza velada: “Sin un acuerdo, Teherán debe esperar ataques aún más brutales. Todos los que hablaron valientemente están muertos ahora, y esto no ha hecho más que empezar”.

Estas declaraciones avivaron las sospechas del Ministerio de Asuntos Exteriores iraní, que aseguró que los ataques “no podrían haberse producido sin el conocimiento y coordinación de Estados Unidos”. Teherán exige que Washington asuma la responsabilidad directa del ataque.

Repercusiones regionales y globales

La operación israelí se produjo en un momento especialmente delicado: mientras se discutía en Viena el futuro del acuerdo nuclear iraní y se intentaban reconstruir puentes diplomáticos entre Washington y Teherán, el ataque destruyó la débil arquitectura de confianza multilateral.

La comunidad internacional observa con creciente alarma. Gobiernos de América Latina, Europa y Asia han comenzado a emitir comunicados de condena o preocupación. Las bolsas internacionales reaccionaron con caídas bruscas, especialmente en los sectores energético y de defensa.

Mientras tanto, en las calles de Irán, miles de ciudadanos se movilizan para despedir a sus líderes fallecidos y exigir represalias. En Israel, el gobierno de Netanyahu justifica la acción como una “medida preventiva para garantizar la seguridad nacional”, aunque las críticas internas crecen, incluso desde sectores militares que advierten que “Israel acaba de cavar su propia tumba”.

Al borde del abismo

El mundo asiste a un nuevo punto de quiebre. El conflicto entre Israel e Irán ha dejado de ser una tensión latente para convertirse en una guerra abierta con consecuencias imprevisibles. La intervención de potencias como Estados Unidos, Rusia y China podría arrastrar al planeta a un enfrentamiento global. Lo que parecía impensable —una guerra directa entre Estados soberanos con capacidad nuclear— hoy parece un escenario factible.

El reloj geopolítico marca un momento decisivo: el de actuar por la paz antes de que la historia se escriba con fuego.

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