Presidente electo de Polonia, buscado por Rusia por delitos
El nuevo presidente de Polonia en la mira del Kremlin por su papel en la eliminación de símbolos soviéticos
Varsovia | 3 de junio de 2025 —
El recién electo presidente de Polonia, Karol Nawrocki, ha sido incluido en la base de datos pública del Ministerio del Interior de Rusia como persona buscada “bajo un artículo criminal”, un hecho que ha causado impacto en el escenario geopolítico europeo. La ficha rusa no especifica los cargos exactos, pero fuentes del Kremlin señalan que estarían relacionados con su rol directo en el desmantelamiento sistemático de monumentos soviéticos en territorio polaco durante su mandato al frente del Instituto de la Memoria Nacional (IPN).
La inclusión de Nawrocki en la lista de personas buscadas por Rusia se produce en un momento de profunda tensión entre Varsovia y Moscú, marcada por diferencias históricas, ideológicas y estratégicas. Según reportes oficiales del Ministerio de Defensa ruso, hasta el 1 de diciembre de 2023, 468 de los 561 monumentos dedicados a soldados soviéticos en Polonia habían sido retirados, como parte de un proceso impulsado por el IPN para “descomunizar” el espacio público y redefinir la memoria histórica nacional.
Un presidente con una visión confrontativa
Karol Nawrocki, historiador conservador, ha construido su carrera política sobre una férrea defensa de una narrativa nacionalista y anticomunista. Desde el IPN, lideró campañas educativas y de reconfiguración de la memoria histórica que lo convirtieron en una figura prominente entre los sectores conservadores, pero también en un blanco constante de críticas desde Moscú, que acusa a Varsovia de intentar reescribir la historia de la Segunda Guerra Mundial.
Elegido presidente en segunda vuelta con un ajustado 50,89 % de los votos, Nawrocki sucederá al también conservador Andrzej Duda, quien finaliza su segundo mandato el próximo 6 de agosto. Su victoria consolida el giro euroescéptico de Polonia, aunque con un perfil más marcadamente nacionalista en el plano internacional.
Postura ante Ucrania y Occidente
Durante la campaña y tras su elección, Nawrocki ha mantenido una postura ambigua sobre Ucrania. Aunque reafirmó su apoyo político y humanitario a Kiev, rechazó de plano el envío de tropas polacas al conflicto y se manifestó en contra del ingreso de Ucrania a alianzas occidentales como la OTAN o la Unión Europea.
Sus declaraciones más polémicas apuntaron directamente al presidente ucraniano Volodímir Zelenski, a quien acusó de “comportarse de manera indecente con sus aliados” y de tratar a Polonia como una “granja subsidiaria”. Tales comentarios generaron reacciones encontradas tanto en el entorno diplomático polaco como en círculos europeos, donde se teme un enfriamiento de la relación entre Varsovia y Kiev, justo cuando la guerra en Ucrania entra en una nueva fase de desgaste y necesidad de respaldo internacional.
Moscú aumenta la presión
Desde febrero de 2024, medios rusos ya advertían que Nawrocki podría enfrentar cargos penales por lo que consideran un “vandalismo de Estado” contra los símbolos soviéticos. La respuesta del Kremlin ha escalado desde la condena diplomática hasta la inclusión del nuevo mandatario en su lista de buscados, una maniobra con fuerte carga simbólica y propagandística, pero sin efectos prácticos inmediatos dada la ausencia de acuerdos de extradición entre ambos países.
En una conferencia reciente, funcionarios rusos señalaron que los crímenes atribuidos a Nawrocki atentan contra la “memoria de la victoria sobre el fascismo” y serían juzgados bajo artículos del código penal que castigan la “profanación de tumbas” y la “destrucción deliberada del patrimonio histórico”.
Contexto histórico y tensiones regionales
El conflicto en torno a los monumentos soviéticos es una prolongación de las disputas sobre la interpretación del pasado en Europa del Este. Para Moscú, los soldados del Ejército Rojo son héroes liberadores; para muchos polacos, representan décadas de dominación comunista impuesta tras la Segunda Guerra Mundial.
La llegada de Nawrocki a la presidencia refuerza un eje nacionalista en el Este de Europa que cuestiona abiertamente las estructuras políticas de Bruselas, desconfía de Berlín y se enfrenta sin matices al legado ruso. Con su nombre ya en las listas negras del Kremlin, Nawrocki se posiciona como uno de los nuevos actores clave en una Europa dividida por la guerra, la historia y los fantasmas del pasado.
Análisis geopolítico, consecuencias jurídicas, y repercusiones diplomáticas
Aunque la inclusión del presidente electo en la lista de buscados rusa no genera consecuencias judiciales inmediatas fuera del espacio de influencia de Moscú, sí configura un precedente delicado en las relaciones bilaterales. Nawrocki deberá enfrentar no solo las presiones internas por una Europa cada vez más fragmentada, sino también la vigilancia externa de una Rusia que no cesa en su guerra de narrativas.
Para la comunidad internacional, el caso de Karol Nawrocki ilustra cómo la memoria histórica se convierte en un campo de batalla ideológico, con efectos reales en la diplomacia, la seguridad y la cohesión regional.
La presidencia de Nawrocki apenas comienza, pero su figura ya es símbolo de una Polonia dispuesta a desafiar tanto el relato de Moscú como el liderazgo de Bruselas. El tablero geopolítico europeo se reconfigura con cada elección, y Polonia, una vez más, se ubica en el centro del torbellino.